Cosquín: cosecha de sueños

 Comenzó a la edición 64 del Festival Nacional del Folklore, ayer 20 de enero la plaza Prospero Molina se vistió de gala para dar inicio a una noche mágica donde los artistas cumplen sueños, inspiran a otros, emocionan a través del arte. Arte que se expresa en el público cantando a coro, bailando con sonrisas en el rostro, extraños disfrutando entre si de algo que los hace iguales aún en lo desconocido.

Ayer se presentó Franco Luciani quién recordó sus inicios, hace más de 20 años cuando ganaba el certamen Pre Cosquín en búsqueda de consagrarse como músico y vivir de su sueño, y hoy él mismo es jurado de dicho certamen, acompañando el sueño de otros. Flor Paz, hija de Onofre Paz miembro de los Manseros Santiagueños hablaba de los miedos que le daba arriesgarse a crear una fusión con su música siendo hija del folklore tradicional pero que sabía que allí donde estaba el desafío, estaba el camino.

Horacio Banegas planteó la necesidad de mantener vivo el amor por el folklore y nuestra cultura y llegó Ariel Ardit emocionado hasta las lagrimas por cumplir el sueño como cantante del tango de "llegar a la Meca de la Música", como el mismo lo llamó. Recordó las palabras de su madre, quién participó en el Pre Cosquín hace muchísimos años buscando cumplir su objetivo y así sabemos de paso, que los sueños también se heredan.

Los Manseros Santiagueños recordaron a quienes ya no están entre ellos y honraron el talento de la familia llevándolo en escena con las nuevas generaciones manseras mostrando su arte en el escenario. Y son los grandes y ya consagrados quienes les abren camino a los que vienen detrás.

Y que decir del gran Sergio Galleguillo... "Cuando el gallo canta, nadie se sienta" son sus propias palabras que decretan una realidad. Pone a la plaza de pie y comienza una fiesta que no termina hasta el silencio de su ausencia en el escenario. Todas las almas elevan la frecuencia ante esa energía arrolladora de harina, espuma y albahaca que le brinda el contexto más mágico aún a todo aquello que se genera.

Cuando miras más allá de lo que ves y escuchas a los artistas más allá de lo que cantan o bailan, cuando ves la mirada del público expectante para el disfrute dejando atrás el esfuerzo económico que conlleva estar allí, cuando ves a los periodistas apasionados haciendo su trabajo y los locutores emocionados de formar parte, te das cuenta que la magia de Cosquín es cierta... está en las calles con los artesanos, en las manos de quienes hacen las comidas típicas, en los oídos de la música que escuchamos y en los ojos de la danza que vemos, está en el orden de quienes trabajan para ello, en quienes contribuyen a que el espacio se genere para que la magia se manifieste.

No es un mito... no es creer o reventar... Si buscas la magia, la vas a encontrar en la mirada de todos los que sueñan.



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